domingo, 10 de enero de 2010
A las 5.47 me atrevo a asomar mi cuerpo por el pasillo, y dirijirme hacia la solitaria y no tan oscura cocina, alli los primeros rayos del sol entraban por las ventanas entreabiertas, gracias a esa escasa luz, se iluminó la puerta de la heladera, una heladera a la que no le tengo fe, muy pocas veces uno encuentra lo que verdadermante anhela. La abrí. Observe. Olfatee. me cOnforme. Con un suspiro...
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